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Excelente entrada en la segunda cita con los más jóvenes del toreo en la
Real Maestranza de Sevilla
Dieciocho años han tenido que pasar para
que un novillero sin picadores abra
de nuevo la Puerta del Príncipe. En
aquella ocasión, 1994, fue El Cartujano,
y en esta ocasión, en este 2012,
Lama de Góngora, un alumno de la Escuela
Taurina de Sevilla que ha
demostrado su buen oficio y sus ganas de ser
torero. Lo que hizo en su
primera faena fue sólo un anticipo de lo que
veríamos en el sexto, donde el
sevillano ha cortado dos orejas a un novillo
de Villamarta que no se lo puso
del todo fácil.
Lama de Góngora, de la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, ha
conseguido
abrir la Puerta del Príncipe tras cortar tres orejas al lote que
le tocó en
suerte del encierro de Villamarta. Una oreja ha cortado Miguel
Ángel León,
mientras que Diego de Llanos ha sido ovacionado en el quinto. El
encierro de
Villamarta ofreció posibilidades a los novilleros.
FICHA
DEL FESTEJO:
Se lidiaron erales de Villamarta, de buen juego en general.
Destacaron el
quinto y el sexto.
Miguel Ángel León, oreja y vuelta al
ruedo.
Diego de Llanos, silencio y ovación tras leve
petición.
Lama de Góngora, oreja y dos orejas.
La plaza registró
tres cuartos de entrada en noche agradable.
COMENTARIO:
El quite
por chicuelinas que el novel Lama de Góngora, de la Escuela de
Tauromaquia
de Sevilla, hizo al segundo de la noche ya dejó al público
expectante para
su actuación. Ya en el tercero, el de Sevilla resolvió y
estuvo por encima
del novillo mas reservón de Villamarta. Paco Lama se
mostró muy firme en
todo momento con un animal que perdía las manos y le
puso en serios apuros.
Fue una faena de mucha exposición en la que el
novillero se tiró con fe a
matar, lo que le costó una voltereta por fortuna
sin consecuencias. El
público que casi llenaba la Maestranza en una noche de
gran ambiente pidió
con insistencia la oreja que la presidenta concedió.
Esto sólo fue el
prólogo de lo que daría de sí su comparecencia en la Real
Maestranza. Lama
de Góngora recibió al sexto con un farol en el tercio
rematado con un puñado
de verónicas de muy buen gusto. Comenzó su faena con
la rodilla genuflexa
para luego dejar dos series por el pitón derecho muy
ligadas, que fueron
rematadas con un cambio de mano y un pase de pecho de
largo trazo. Al
natural logró los muletazos más templados, siempre con la
pañosa a dos
palmos del hocico y arrastrada por el albero. Se tiró a matar y
cortó dos
orejas, trofeos que le abrieron la Puerta del Príncipe.
Miguel Ángel
León, de Gerena (Sevilla), también demostró estar preparado.
Meció bien los
brazos en el recibo de capote ante un noble eral de
Villamarta. Con la
muleta, el de Gerena mostró su oficio, se colocaba bien
en cada muletazo y
remataba con buenos pases de pecho consiguiendo momentos
brillantes sobre
todo por el pitón derecho. Al natural tampoco defraudó.
Cuando volvió a
torear en redondo el novillo ya había perdido fuelle. Mató
de estocada
tendida y, a pesar de que el puntillero levantó al novillo,
cortó una
oreja.
Al cuarto lo recibió con una larga cambiada en el tercio, que
repitió luego
en el centro del ruedo para rematar su recibo con un puñado de
bellas
verónicas. Tras brindar al público, León esperó al novillo a pies
juntos en
la línea de picadores con un pase cambiado por la espalda y una
serie por la
derecha bien rematada con un pase de pecho largo y de buena
factura. Fue una
faena de más a menos en la que las primeras series por la
derecha fueron muy
meritorias. Al natural el trasteo bajó de intensidad y
cuando quiso volver a
la derecha el novillo ya estaba muy parado. Unas
ajustadas bernardinas
finales pusieron fin a su faena. Erró en el primer
intento y luego dejó una
estocada. El público pidió con insistencia la oreja
que la presidenta no
concedió. Dio la vuelta al ruedo.
Diego de
Llanos, de la Escuela Taurina Fundación El Juli, solventó como pudo
las
complicaciones que el animal le ofrecía. El madrileño lo intentó por
ambos
pitones pero sólo logró sacar un par de muletazos en redondo y otros
pocos
al natural. Pinchó antes de dejar una buena estocada y su labor fue
silenciada.
En el quinto, De Llanos brilló al natural con un bello
ensabanado de mucha
clase. Los naturales se sucedieron de manera ligada y
casi sin necesidad de
que el madrileño dirigiera la trayectoria del eral. Lo
mejor fue la
estocada. Fue ovacionado tras una leve petición.
Fuente:
maestranza.es
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