José Mari Manzanares, con cuatro orejas, fue el gran triunfador de una espléndida y espectacular corrida de toros. El espada alicantino, tan vinculado a Sevilla, salió nuevamente por la Puerta del Príncipe y ofreció en el redondel de la Plaza de Toros de la Maestranza una magnífica lección de torería. Manzanares, otra vez. ha hecho historia en el Coso del Baratillo.
También dejó huella Alejandro Talavante, que cortó una oreja en su primer toro y a punto estuvo de lograr premio en el segundo de su lote.
Juan José Padilla no tuvo tanta fortuna con las reses que le tocó en suerte, aunque siempre lidió con mucho temple a los dos morlacos. Además fue muy emotiva la bienvenida del público sevillano, que ovacionó al jerezano largamente cuando se iba a iniciar el festejo y estaba en el burladero dispuesto a recibir el primer toro. Padilla demostró que ha superado el grave percance y además de llevar cabo faenas ligadas con el capote y la muleta, puso banderillas a sus dos toros, destacando el famoso violín que colocó al segundo de su lote.
Era el octavo festejo del ciclo de Feria y la plaza registró un lleno total. Hubo sol y nubes y la corrida se alargó hasta las dos horas y cuarenta minutos. Pero el público, que estaba feliz, no se movió de su sitio en los tendidos y en las gradas hasta que contempló a Manzanares salir por la Puerta del Príncipe, después de sus memorables faenas.
Los toros de Victoriano del Río – Toros de Cortés, fueron bravos, bien presentados y con casta. Destacaron los dos toros del lote de José Mari Manzanares y el primero de Talavante.
Juan José Padilla, que compartió la ovación de bienvenida del público con sus compañeros de terna, demostró que está en una forma espléndida. En su primero, el jerezano puso tres buenos pares de banderillas con el fondo musical de un pasodoble torero. Magníficos fueron los encuentros del matador cuando colocó los rehiletes al animal. Con la muleta, Padilla realizó con estilo y calidad una serie de derechazos y naturales. Pero a lo largo de la buena faena, el toro fue perdiendo fuerzas y faltó transmisión. El de Jerez ofreció una buena lección de valor, fortaleza, seguridad y poderío para lograr la colaboración del toro. Mató de pinchazo y estocada perfecta y recibió una larga ovación, con saludos desde los medios.
En su segundo toro, Padilla realizó unas buenas verónicas, recibiendo al toro de rodillas. En este toro, como dos de los pares de banderillas no fueron perfectos en su ejecución, llegó a coger por cuarta vez los rehiletes para clavarlos al violín al animal. La plaza se vino abajo. A pesar de la entrega del torero, de su fuerza de voluntad y de su entrega, el toro se fue apagando y Padilla no pudo redondear su actuación. Mató de justa estocada para que el toro cayera sin puntillas. Nueva ovación para el jerezano, que saludó desde los medios.
El gran triunfador de la corrida fue José María Manzanares. El de Alicante lo bordó en sus dos toros y volvió a cautivar al público. Pero de manera especial en el primero, porque el animal fue más bravo y noble. Lección de torería de Manzanares que hizo vibrar a la plaza. Los aficionados se levantaban hasta de sus asientos para ovacionar al torero. Temple, arte, talento, magia, fijeza y series llenas de torería y de belleza. El toro se dejaba querer y Manzanares se fue creciendo en sus series con una seguridad y una enorme calidad. Además, el torero estaba en su salsa, valiente y decidido para recrearse en todas suertes. Derechazos, naturales, molinetes y pases de pecho de una extraordinaria pureza y transmisión. Mató de certera estocada y logró las dos primeras orejas.
En el segundo de su lote, aunque el toro no fue tan bravo como el primero, Manzanares siguió en su línea ascendente, desarrollando, con serenidad y aprovechando las circunstancias adversas del animal, otra faena exquisita. También mató de estocada efectiva y el presidente, a petición de un público que estaba feliz y satisfecho, le otorgó a Manzanares otras dos orejas.
Alejandro Talavante también demostró sus buenas cualidades en esta espléndida y hermosa corrida de toros. El joven espada de Badajoz logró una oreja en su primero, tras realizar buenas chicuelinas con el capote y ejecutar con la muleta una variada serie de pases. Algunas de las meritorias series se las inventó el torero sobre la marcha, porque en todo momento tuvo imaginación para ofrecer arte ante el buen animal. Mató bien al toro y fue premiado con una oreja. En el segundo, Talavante no alcanzó el nivel de torería que había desarrollado con su primeo. Este segundo toro de su lote no fue tan bravo como el primero. Y aunque Talavante arriesgó con su calidad y sus buenas maneras, el animal se vino abajo pese a la insistencia del torero y el riesgo que corría para culminar las series. El espada extremeño fue ovacionado y saludó desde los medios.
Tras dos horas y cuarenta minutos de festejo, los “capitalistas” –muchos eran jóvenes de la Escuela Taurina de Sevilla--, cogieron a hombros a Manzanares para pasearlo por el ruedo entre las ovaciones del público, que no abandonó sus tendidos para aclamar al torero alicantino. Manzanares volvió a salir por la Puerta del Príncipe como en el pasado año.
Enorme espectáculo taurino el que se ha vivido esta tarde en la Plaza de Toros de Sevilla. Día grande para la fiesta y para los miles de aficionados que pudieron contemplar este magnífico festejo. Detalle importante en la corrida fue el saludo de toda la cuadrilla de Manzanares, cuando el torero terminó de dar la vuelta con las dos orejas que cortó en el segundo de su lote. El torero de Alicante invitó a toda su cuadrilla a agradecer a los aficionados el cariño y el afecto demostrado a lo largo de esta impresionante tarde taurina. Bien es verdad que los subalternos y banderilleros de Manzanares destacaron de forma genial en el tercio de banderillas en el segundo toro del maestro. Una gran tarde de toros para la historia.
(Foto: Maestranza).
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