domingo, 28 de febrero de 2010

FÚTBOL.- Utrera frente a Arahal: Caparrós le hizo la pajarraca a Jiménez


FÚTBOL.- Al Sevilla le faltó pegada
y corazón para ganar al Ahletic en Nervión

Sevilla F.C-. 0; Athletic de Bilbao, 0.-

Duelo de titanes. En los banquillos y sobre la yerba. Jiménez frente a Caparrós. Los leones hasta el rabo frente a los marengues de Nervión. Siempre es morbo contemplar estas diferencias futboleras. Cada maestrillo tiene su librillo. Los sevillistas saben como aran los bueyes Caparrós y Jiménez. Utrera y Arahal. Provincia pura y dura dentro en el
28-F Día de Andalucía. ¡An-da-lu-ces…!
Los leones, como se sabe, superaron a los sevillistas en aquel duelo para la Copa del Rey, acabando con las fanfarronerías de un Del Nido crecido por las circunstancias. El presidente aseguró entonces que se comería el león en un plato a lo Nerón, incluida el arpa para ver arder Troya en San Mamés. Pero al máximo gestor del club del Sánchez Pizjuán le salió, entonces, el tiro por la culata. Ahora, en la Copa 2010, se calla Del Nido y utiliza sombrero o chambergo como amuleto de la fortuna.
Pero estos son los mismos lobos, leones, cachorros, que adiestra Caparrós, muy querido por la grey sevillana. El Athletic le tiene ganas siempre a un Sevilla que pisa, morena, con garbo en esta Liga de las Estrellas. Pero los de Caparrós, quieren romper moldes y ascender hacia esos peldaños eufeos. Jiménez, por supuesto, desea con todas sus ganas dejar fuera de este tiesto liguero al club bilbaíno, incluido a su técnico de cabecera. Pero una cosa es lo que se piensa, proyecta y desea y otra la palpable realidad. De ilusión también se vive, pero lo que mandan son los goles y los resultados.
Así que en este choque, al margen del resultado, los goles y la victoria fue para quien más se la mereció, estaba, por supuesto, la gran y profunda rivalidad provincial de los técnicos. Utrera o Arahal. Caparrós o Jiménez. Mostachones o aceitunas de verdeo. A veces, los partidos de este tipo, con estos duelos de banquillos, toman rumbos incontrolables.
Pero al final, después de los noventa minutos y los del descuento, Sevilla, 0; Athletic de Bilbao, 0. O mejor: Jiménez, 0 y Caparros, algo más de notable. Porque fue un partido extraño, a veces soporífero y otras malo de solemnidad. Los de Jiménez pelearon sin rumbo fijo los primeros minutos de la primera parte, sin chispa en la delantera, pese a las carreras de Navas y los deseos de un mediocre Kanouté, muy por debajo de sus buenas dotes rematadoras.
Los de Caparrós, viéndolas venir, cortando a veces con hacha de guerra, pero imponiendo la ley del más fuerte. Fue una lucha espartana entre los dos equipos, pero el Sevilla se fue diluyendo como el terrón de azúcar que se echa en el café. Y poco a poco, con sus aciertos y errores, el cuadro de San Mamés fue más bravo en esa pelea.
Romaric se buscó la expulsión porque fue descarado su agarrón al jugador que intentaba coger rumbo a puerta, en fallo garrafal del sevillista. La impotencia y la tarjeta roja. Se desnivelaba la balanza. El Sevilla jugaba con diez y el Athletic con uno más. Apenas se notó. Porque el centro del campo del Sevilla, ponga a quien ponga, es un desierto de arena. Pelotazo desde la defensa a los de la pegada en ofensiva, y pare usted de contar.
Hasta la pitada final todo fue una falsa intentona de los blancos para merendarse a los cachorros y unos leones a los que les faltaron, pese a tener ventaja numérica, más tacto, control y ambición. Caparrós pudo dar un zarpazo en el Sánchez Pizjuán. Lo tuvo muy cerquita. Pero no hubo en el cuadro bilbaíno serenidad y cabeza para aprovechar el claro desequilibrio del Sevilla, que volvió a defraudar con un juego insulso, pobre y a veces atolondrado. Esta vez falló hasta los hombres de pegada. Kanouté jamás encontró las fórmulas precisas. Y Jesús Navas, cuando está a cien es Don Jesús, pero estuvo, como dice Caparrós cariñosamente, en “Jesusito”. Jesusito de mi vida que esto se quede en empate. Así, pues, segundos fuera, que Jiménez y Caparrós igualaron en todos los terrenos.
Se le han escapado al Sevilla dos puntos preciosos y precisos para afianzar el cuarto puesto y estar muy al acecho del tercero. Pero con un juego como el que ha desplegado el Sevilla ante los bilbaínos, tan rácano y tan insulso, ese buen futuro no está consolidado.

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