FÚTBOL.- El Sevilla arranca un empate en el frío y helado estadio moscovita del CSKA en los octavos de la Champions
CSKA de Moscú, 1; Sevilla F.C, 1.-
El empate es bueno para seguir soñando con mejores metas en la Champions. Sin embargo, el Sevilla ha jugado un fútbol poco vistoso y escasamente efectivo, aunque controló el juego lentamente y con ajustadísimo orden para poder mantener el tempranero gol de Negredo.
Pero a lo largo de este choque de ida de los octavos de final de la Copa de las Estrellas de Europa, ha sido el equipo ruso quien ha tenido más ambiciones, porque buscó, muchas veces, con torpeza, con cortas ideas y atolondradamente, el portal de Palop, que volvió a resolver en los minutos finales una jugada peligrosa, para que la sangre no llegara al río a seis minutos de la pitada final.
El presidente Del Nido no llevó esta vez el sombrero de la Copa del Rey, pero se enfundó en la cabeza un gorro rojo de lana con el escudo del club de Nervión, El ambiente era gélido, como la ideas de un Sevilla demasiado sereno, con poca garra y sin apenas inquietud y ambición para machacar a los rusos.
Llegó el gol de Negredo, en jugada de Navas, y el Sevilla quiso que pasara todo el tiempo posible hasta la pitada final. Salvo unas jugadas a balón parado y alguna que otra, pocas, diabluras de Navas, los blancos de Nervión se bloquearon, viéndolas venir en el terreno artificial del estadio moscovita, rodeado de nieves por todas partes.
Y en esa pelea machacante del equipo local, con contundente juego de pases y repases, llegó el gol de Mark González, el chileno que estuvo en el Betis, sorprendiendo a Palop, porque el valenciano no esperaba el efecto que desde tan lejos tomó el cuero lanzado sobre su portería. El que avisa no es traidor.
Pese a este susto, el Sevilla seguía dormido sobre la nieve, controlando el empate de la misma forma que había hecho como cuando estaba ganando por cero-uno. Le faltó a los blancos, con camisola con los colores de España, mas chispa, más talento, más mordiente, más capacidad ofensiva, más lucha, más garra y mucho más casta. Parecían que estaban soñando con los angelitos o en el dulce sueño de la Cenicienta, esperando que la rana se convierta en el Príncipe de las Ilusiones y de la Fantasía.
Es verdad que es un empate soñado para la vuelta. Sin embargo, nada está concretado todavía, porque siempre se vive peligrosamente. No fue capaz, no tuvo reaños el club que prepara Jiménez, para dar los zarpazos definitivos cuando estaba con todo a su favor. Hay mucha fragilidad en el CSKA, porque es aún un equipo que le falta mordiente, preparación, estilo y fuerzas. Bueno, pues con todas estas debilidades del cuadro local, el Sevilla fue demasiado contemplativo. Por estas causas se le escapó, sorprendentemente en Moscú, un resultado mucho más efectivo para no sentir preocupaciones en el choque de vuelta. El gol de Mark González puede dejar más huella que el de Negredo. Tiempo al tiempo. El Sevilla no sacó, desgraciadamente, todo el oro de Moscú.
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