FÚTBOL.- Fue mejor equipo el Stuttgart, en Nervión, pero valió el gol de Navas para consolidar los octavos de la Champions.
Sevilla, 1; Stuttgart, 1.- El gol de Jesús Navas, el extremo que puede ser internacional en el próximo Mundial de Fútbol, fue lo único positivo de un Sevilla sin ritmo y carente de fútbol y que tuvo que defenderse con uñas y dientes para apagar el fuego de los alemanes en una seria y positiva segunda parte de los visitantes.
El equipo que prepara Manolo Jiménez nunca aprovechó la inocencia de los jugadores del equipo alemán, que encontraron muchas facilidades para ir superando poco a poco a los sevillistas. Saltaron los blancos, con bandera española en la camisola, convencidos de su suficiencia y su autoridad, pero finalmente hizo un juego apático, frío, sin ritmo y orden.
Sólo brillaba en este primer tiempo la velocidad de Navas y su fuerza física y las galopadas de Capel. El cuadro de Nervión desarrollaba en este periodo, además, un juego aburrido, soso y sin temperamento. Pero sin lograr un dominio serio y contundente, Navas logró a los catorce minutos de juego el gol del Sevilla, que parecía que podía dar alas para conquistar un rotundo resultado y que brillara el sol en el Sánchez Pizjuán. Pero el poco gas del Sevilla quedó en el hábil y oportuno tanto del extremo blanco. Los blancos se liaron la manta a la cabeza y se durmieron en los laureles, pensando en que ya habían hecho todos los deberes. ¡A dormir!
Reaccionó con furia y talento el cuadro alemán en la segunda parte, que fue quien dominó totalmente este periodo. Ante la sorprendente relajación local, el fútbol del Stuttgart fue trepidante, trenzado y vertical. Los alemanes llagaron de forma muy fácil al área sevillista y fueron los defensas del cuadro local los que tuvieron que zanjar de forma continua la peligrosa profundidad y los continuados remates de los delanteros alemanes. Los sustos en el marco local llegaron a sembrar el pánico en las gradas. Hubo gritos de protestas.
No hubo mucha responsabilidad en el resto del cuadro del Sevilla, que únicamente tuvo algunas chispas para forzar algún ataque y rematar el litigio. Pero los alemanes superaron de forma intensa este periodo, con un Sevilla torpe y mal dirigido. Para colmo de males generales, el Stuttgart empató y pudo ganar en varios remates –un balón fue al palo del marco defendido por Javi Navas--, mientras el cuadro de Jiménez se perdía sobre la yerba con torpes movimientos y zarandajas.
Peligró aún más el resultado del Sevilla frente a los crecidos alemanes, pues el Sevilla se quedó con diez hombres a doce minutos de final por lesión de Duscher, cuando el Sevilla ya había realizado los tres cambios. Hubo, además, bastantes improvisaciones y fallos tácticos y técnica para saber cómo superar a los alemanes en este encuentro. El Sevilla, desgraciadamente, sigue sin tener un cerebro en el centro del campo y un batallador todoterreno.
Por tanto, la conclusión final es la de una pobre impresión del equipo del Sánchez Pizjuán en este encuentro de Champions. Es verdad que ya está el Sevilla en los octavos y que puede ser campeón del grupo con ganarun puntomás en los partidos que restan, pero hubo por parte de los locales un fútbol rácano y mediocre, sin apenas remate y peligro, para poder soñar con mejores hazañas en la última fase de este torneo de campeones.
Tampoco el Sevilla se puso en este choque el mono de trabajo ni se sacrificó en el terreno de juego como en otras ocasiones. Jamás demostró ser un equipo con más calidad que el Stuttgart. El equipo alemán casi alcanza una victoria por la que luchó adecuadamente durante toda la segunda parte. Si el Sevilla no es capaz de jugar al fútbol, poco futuro tiene en esos duros octavos de la Liga de Champions.
Sevilla, 1; Stuttgart, 1.- El gol de Jesús Navas, el extremo que puede ser internacional en el próximo Mundial de Fútbol, fue lo único positivo de un Sevilla sin ritmo y carente de fútbol y que tuvo que defenderse con uñas y dientes para apagar el fuego de los alemanes en una seria y positiva segunda parte de los visitantes.
El equipo que prepara Manolo Jiménez nunca aprovechó la inocencia de los jugadores del equipo alemán, que encontraron muchas facilidades para ir superando poco a poco a los sevillistas. Saltaron los blancos, con bandera española en la camisola, convencidos de su suficiencia y su autoridad, pero finalmente hizo un juego apático, frío, sin ritmo y orden.
Sólo brillaba en este primer tiempo la velocidad de Navas y su fuerza física y las galopadas de Capel. El cuadro de Nervión desarrollaba en este periodo, además, un juego aburrido, soso y sin temperamento. Pero sin lograr un dominio serio y contundente, Navas logró a los catorce minutos de juego el gol del Sevilla, que parecía que podía dar alas para conquistar un rotundo resultado y que brillara el sol en el Sánchez Pizjuán. Pero el poco gas del Sevilla quedó en el hábil y oportuno tanto del extremo blanco. Los blancos se liaron la manta a la cabeza y se durmieron en los laureles, pensando en que ya habían hecho todos los deberes. ¡A dormir!
Reaccionó con furia y talento el cuadro alemán en la segunda parte, que fue quien dominó totalmente este periodo. Ante la sorprendente relajación local, el fútbol del Stuttgart fue trepidante, trenzado y vertical. Los alemanes llagaron de forma muy fácil al área sevillista y fueron los defensas del cuadro local los que tuvieron que zanjar de forma continua la peligrosa profundidad y los continuados remates de los delanteros alemanes. Los sustos en el marco local llegaron a sembrar el pánico en las gradas. Hubo gritos de protestas.
No hubo mucha responsabilidad en el resto del cuadro del Sevilla, que únicamente tuvo algunas chispas para forzar algún ataque y rematar el litigio. Pero los alemanes superaron de forma intensa este periodo, con un Sevilla torpe y mal dirigido. Para colmo de males generales, el Stuttgart empató y pudo ganar en varios remates –un balón fue al palo del marco defendido por Javi Navas--, mientras el cuadro de Jiménez se perdía sobre la yerba con torpes movimientos y zarandajas.
Peligró aún más el resultado del Sevilla frente a los crecidos alemanes, pues el Sevilla se quedó con diez hombres a doce minutos de final por lesión de Duscher, cuando el Sevilla ya había realizado los tres cambios. Hubo, además, bastantes improvisaciones y fallos tácticos y técnica para saber cómo superar a los alemanes en este encuentro. El Sevilla, desgraciadamente, sigue sin tener un cerebro en el centro del campo y un batallador todoterreno.
Por tanto, la conclusión final es la de una pobre impresión del equipo del Sánchez Pizjuán en este encuentro de Champions. Es verdad que ya está el Sevilla en los octavos y que puede ser campeón del grupo con ganarun puntomás en los partidos que restan, pero hubo por parte de los locales un fútbol rácano y mediocre, sin apenas remate y peligro, para poder soñar con mejores hazañas en la última fase de este torneo de campeones.
Tampoco el Sevilla se puso en este choque el mono de trabajo ni se sacrificó en el terreno de juego como en otras ocasiones. Jamás demostró ser un equipo con más calidad que el Stuttgart. El equipo alemán casi alcanza una victoria por la que luchó adecuadamente durante toda la segunda parte. Si el Sevilla no es capaz de jugar al fútbol, poco futuro tiene en esos duros octavos de la Liga de Champions.
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