Este sábado 15 de agosto, fiesta de la Asunción, procesiona la Virgen de los Reyes, Patrona de Sevilla
Las calles por donde pasará este sábado 15 de agosto la procesión de la Virgen de los Reyes han sido engalanadas con gallardetes azules. Podrían haber puesto pequeñas banderas o pendones carmesíes con los castillos y leones que simbolizan en reinado de Fernando III y su amor a la Virgen María, en esta dulce y hermosa advocación.
Es un complicado fin de semana, pues el calor aprieta en Sevilla y la mayor parte de los ciudadanos están preparados en el mediodía del viernes para coger carretera y manta y huir hacia las cercanas playas, donde se está fresco a la orillita del mar, oyendo las olas y comiendo un frito variado.
Pero Sevilla, como siempre, responderá a este encuentro anual con la Virgen de los Reyes. Dice la leyenda que Fernando III, tras soñar con la Virgen, encargó a los escultores y tallistas de la corte una imagen de la Madre de Dios. El santo monarca les describió a los artistas el rostro que había visto en ese sueño. Esta imagen de la Madre de Dios, con su Hijo en el regazo, es la que actualmente preside el altar de la Capilla Real.
La procesión partirá a las ocho de la mañana desde la Puerta de los Palos. Las campanas de la Giralda repicarán y las palomas de la plaza de la Virgen de los Reyes volarán alrededor del paso con tumbilla, que llena de nardos y claveles blancos adornan estas ajustadas andas que es portada por costaleros cofrades de Sevilla.
Un cortejo que recorrerá la plaza de la Virgen de los Reyes, Plancetines, Alemanes, la avenida de la Constitución, fray Ceferino González, la Plaza del Triunfo, para llegar nuevamente a la placita donde está la Giralda y el Palacio Arzobispal y entrar a la catedral por la Puerta de los Palos.
Antes de regresar al primer templo de la ciudad, el paso será vuelto hacia el público congregado en la plaza. Y hay oraciones y lágrimas. Emociones y júbilo. Junto a la Virgen estarán el cardenal Amigo Vallejo –que posiblemente puede dar su último paseo mariano--; el arzobispo coadjutor –que está deseando tomar las riendas de la Diócesis porque preguntó porqué se vendió el Palacio de San Telmo y El Correo de Andalucía a los socialistas--, y las primeras autoridades civiles y militares. Una Compañía de Honores del Ejército, con su banda de música, desfilará marcialmente ante todo este protocolario escenario en honor de la Patrona de Sevilla.
Fernando III, cuyo cuerpo incorrupto está en la urna que se colocó a los pies de la Virgen, estará gozando en los cielos por esa demostración de amor y respeto que Sevilla tiene a la Madre de Dios.
Las calles por donde pasará este sábado 15 de agosto la procesión de la Virgen de los Reyes han sido engalanadas con gallardetes azules. Podrían haber puesto pequeñas banderas o pendones carmesíes con los castillos y leones que simbolizan en reinado de Fernando III y su amor a la Virgen María, en esta dulce y hermosa advocación.
Es un complicado fin de semana, pues el calor aprieta en Sevilla y la mayor parte de los ciudadanos están preparados en el mediodía del viernes para coger carretera y manta y huir hacia las cercanas playas, donde se está fresco a la orillita del mar, oyendo las olas y comiendo un frito variado.
Pero Sevilla, como siempre, responderá a este encuentro anual con la Virgen de los Reyes. Dice la leyenda que Fernando III, tras soñar con la Virgen, encargó a los escultores y tallistas de la corte una imagen de la Madre de Dios. El santo monarca les describió a los artistas el rostro que había visto en ese sueño. Esta imagen de la Madre de Dios, con su Hijo en el regazo, es la que actualmente preside el altar de la Capilla Real.
La procesión partirá a las ocho de la mañana desde la Puerta de los Palos. Las campanas de la Giralda repicarán y las palomas de la plaza de la Virgen de los Reyes volarán alrededor del paso con tumbilla, que llena de nardos y claveles blancos adornan estas ajustadas andas que es portada por costaleros cofrades de Sevilla.
Un cortejo que recorrerá la plaza de la Virgen de los Reyes, Plancetines, Alemanes, la avenida de la Constitución, fray Ceferino González, la Plaza del Triunfo, para llegar nuevamente a la placita donde está la Giralda y el Palacio Arzobispal y entrar a la catedral por la Puerta de los Palos.
Antes de regresar al primer templo de la ciudad, el paso será vuelto hacia el público congregado en la plaza. Y hay oraciones y lágrimas. Emociones y júbilo. Junto a la Virgen estarán el cardenal Amigo Vallejo –que posiblemente puede dar su último paseo mariano--; el arzobispo coadjutor –que está deseando tomar las riendas de la Diócesis porque preguntó porqué se vendió el Palacio de San Telmo y El Correo de Andalucía a los socialistas--, y las primeras autoridades civiles y militares. Una Compañía de Honores del Ejército, con su banda de música, desfilará marcialmente ante todo este protocolario escenario en honor de la Patrona de Sevilla.
Fernando III, cuyo cuerpo incorrupto está en la urna que se colocó a los pies de la Virgen, estará gozando en los cielos por esa demostración de amor y respeto que Sevilla tiene a la Madre de Dios.
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