.TOROS EN SEVILLA.- Talavante y El Juli cortaron orejas en la tómbola presidencial, con un Cid que sigue sin ganar batallas
FICHA DE LA CORRIDA
11º Festejo de abono en la Real Maestranza.
25 de abril de 2009
Se lidiaron seis toros de la ganadería de El Ventorrillo, bien presentados y con mucho juego el tercero y el sobrero –un auténtico “bombón”--, que sustituyó al quinto que estaba anunciado en el programa y también de la misma ganadería. Los demás fueron desiguales y se fueron apagando durante el transcurso de la lidia.
· Julián López “El Juli”, oreja y forzada vuelta al ruedo.
· Manuel Jesús “El Cid”, silencio y saludos tras dubitativa petición de oreja.
· Alejandro Talavante, dos excesivas orejas y silencio.
(Destacó en banderillas Alcalareño)
Crónica del periodista Fernando Gelán
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Con los toros del Ventorrillo soplaron otros aires en la plaza de la Real Maestranza, que como estos últimos días estaba a reventar. Hubo dos orejas para Talavante y una para El Juli. Manuel Jesús “El Cid”, con un bravo y cómodo sobrero, perdió de forma sorprendente y extraña una gran oportunidad de lograr como sus compañeros de terna uno o dos trofeos.
La corrida, después de los pasados tostones, fue amena, divertida, apasionante y atractiva. Los espectadores, cansados de los últimos rollos, gozaron con la lidia que, dentro de sus altas y bajas, desarrollaron los tres espadas, aunque tanto El Juli como Talavante fueron muy beneficiados por la excesiva generosidad del presidente Juan Morillo, dispuesto a dar satisfacción a los aficionados que estaban muy sueltos a la hora de agitar los pañuelos blancos.
Julián López “El Juli” es un matador con mucha vergüenza torera y se deja la piel ante toda clase de toros. Su lidia siempre está llena de casta, arte y entrega. Como tuvo buenos detalles ante “Holando” –un manejable torito de 548 kilos--, se fue recreando en la suerte, exponiendo, además, mucho valor, adecuada estrategia y justo dominio. El público despertó de los sueños perdidos en los dos últimos festejos, ovacionando fuertemente y con justicia al madrileño por su brillante faena. Sonó la música y la Real Maestranza brilló como en sus mejores días, El Juli, aunque no remató del todo su buen compás torero, acertó con la espada y se ganó el primer regalo del presidente. Había puesto el alma y el corazón y ese pedazo de arte que exalta su aniñada figura de gran torero. Con orgullo dio la vuelta al ruedo con el apéndice. La gente, desde los tendidos, le mostró su cariño y su admiración. Pepe Verona, junto a mí en la grada, comparaba acertadamente a Julián López "El Juli" con Diego "Valor" Puerta.
En el segundo, El Juli también comenzó haciendo una admirable faena al “Guapetón” de turno, un boyante toro de 515 kilos, Lances infinitos y en muchos de ellos pisando muy firme los terrenos. Sin embargo, el torero se fue creciendo y el morlaco apagando. El Juli estuvo con firmeza en este segundo de su lote, pero el toro, a la hora del volapié, era de piedra como los de Guisando. En ese hoyo de las agujas era imposible meter el estoque. Se ganó una generosa vuelta al ruedo, porque el público saltaba con las palmas al compás.
El Cid, por desgracia, no está ganando batallas en esta temporada, Parece como si al de Salteras le resultara muy incómodo bajar de su “Babieca taurina” para ser, "Tizona" en mano, El Cid arrollador de de todos los tiempos. No anda fino quien ha ganado siempre contiendas heroicas en las plazas de toda España. Especialmente en la Real Maestranza. El sevillano no se encontró a gusto con el primero –se silenció la triste faena--, y desperdició un magnífico sobrero, que era un privilegiado “bombón” para cortarle las dos orejas. El quinto anunciado en el folleto que coordina Pedro Girón fue devuelto a los corrales y saltó a la plaza un dulce ventorrillo aterciopelado de la misma ganadería y con 575 kilos. El Cid pudo comprobar que los dos primeros toros de su lote se habían desinflado con las volteretas que al estilo Hugo Sánchez dieron ambos animales sobre la arena. Sin embargo, el saltereño no aprovechó uno de los mejores morlacos que han recorrido la plaza sevillana en lo que va de temporada. Luchó ante “Terciopelo”, pero sin la chispa que tradicionalmente hace levantar a los aficionados de sus asientos. Su faena fue muy desigual y deslavazada. Incluso en los adornos estuvo torpe y frío. Por la fulminante estocada y por sus buenos deseos de agradar durante la lidia de este exquisito animal –en algunas momentos de la lidia El Cid llegó a ilusionar a los aficionados por una serie de magistrales lances--, cierta parte del público quiso forzar los obsequios del presidente Murillo. Pero ya la tómbola estaba cerrada.
Talavante es comida aparte. El de Badajoz, en la ruleta de la fortuna, encontró el premio de dos orejas a una faena que a nuestro juicio fue buena pero no magistral. Regalar dos trofeos de esta envergadura en la Real Maestranza no favorece mucho a un matador. La labor de Talavante ante “Lavador” –un castaño de 501 kilos--, fue bastante vistosa, con lances muy ortodoxos y ajustados. El pacense puso genio, figura y salero hasta la sepultura del toro, pero en ningún momento alcanzó esa faena cumbre que da derecho a recibir trofeos auténticamente avalados. Dos obsequios presidenciales –la cosa era para una oreja--, y Talavante para adelante.
En el segundo, que cerró el festejo, el de Badajoz no quiso ver a “Nostálgico”. El castaño del Ventorrillo, con 580 kilos, era demasiado arroz para tan poco pollo
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