TOROS EN SEVILLA.- Un escalador de la Giralda pide la abolición de la fiesta de los toros y Pagés pone otra vez el cartel de no hay billetes
FICHA DE LA CORRIDA
Sevilla, 24 de abril de 2009
9º Festejo de abono en la Real Maestranza
Seis toros de la ganadería de El Torreón, bien presentados, pero faltos de fuerza para la culminación de las faenas..
· Enrique Ponce, saludos y silencio tras aviso.
· José María Manzanares, ovación tras aviso y silencio-
· Daniel Luque, ovación y ovación y tímida petición de oreja tras dos avisos.
Crónica del periodista Fernando Gelán
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Se manifiesta un loco suicida escalando la Giralda por una maroma para pedir la abolición de la fiesta de los toros y la Empresa Pagés, en el noveno festejo de abono, pone otra vez el cartel de no hay billetes. Son las incongruencias que se dan en este tiempo de libertad de expresión. El costalazo que se pudo dar este perturbado trepa contra la esquina de “mata canónigos” –Virgen de las Reyes-Placentines--, por estar disconforme con la celebración de una de las más grandes tradiciones españolas.
Es sorprendente que este demente alpinista no sepa apreciar el arte y el valor de un torero ante un buen toro. Es señal inequívoca de que este escalador-protesta no ha visto en su vida un buen festejo en la plaza más bonita del mundo, que es la Maestranza..
El alocado imitador de Pérez de Tudela a lo “antitaurino” se subió a la torre más bella del universo para pedir en enojoso numerito que no se maltraten a los toros, pero sin embargo no se queja ni se le parte el alma y el corazón por la celebración de esas fiestas que con petardos, combates con pólvora y fuegos de arcabuces se celebran en zonas de Valencia y que ponen en serio peligro de muerte y de lesiones graves a muchos seres humanos.
Pero vamos al toro, que es una mona. Si el mano a mano entre Morante y El Cid por el mal ganado de Victorino fue el fracaso del año, el noveno festejo de abono de Feria también decepcionó. Los toros de El Torreón tuvieron presencia y buena estampa, pero los seis animales se fueron apagando y la tarde taurina se diluyó como el azucarillo en el café.
El maestro Enrique Ponce, que siempre despliega su tradicional tanda de pases al compás con el capote y la muleta, no apretó esta vez el acelerador en Sevilla. El de Chiva tenía la cabeza en otra parte y no realizó nada destacable frente a los desiguales toros de su lote. Tampoco José María Manzanares brillo ante el ganado de El Torreón. A pesar de su empeño en ajustarse sobre el ruedo sevillano, la lucha entre el hombre y el animal pasó con mucha pena y poca gloria.
Había interés por ver a Daniel Luque en esta corrida, ya que el de Gerena no pudo debutar el pasado año como matador de toros en la Real Maestranza porque el festejo fue suspendido por la lluvia. Luque es un torerista y su calidad artística está bien reconocida. Pero el desigual ganado, con presencia pero sin fuerza, no daba opción a luchar por los trofeos. El torero sevillano se quiso estirar con arte en su primero –“Comisario”, de 505 kilos--, pero el de Torreón fue el toro de Emasesa, porque se llevó todo el tiempo en la boca de riego que hay en el centro del redondel. El animal, con la caló que hacía, estaba tan "fritito" como el recordado Antoñito "Cofradías", que un día se levantó de su asiento durante una conferencia en el viejo Ateneo y se bebió el agua del vaso que estaba en la mesa del conferenciante ante la evidente sorpresa de los concurrentes. El popular personaje se zampó el líquido elemento y pronunció la histórica frase de "estaba fritito". La misma sed tenía el torito tonto de El Torreón, que no paraba de buscar el agua con la que se riega el dorado albero de la plaza sevillana.
Daniel Luque forzó la máquina en el sexto de la tarde, pero fue excesivamente bisoño durante el desarrollo de la lidia. El de Gerena no supo dar continuidad y remate a sus tandas de pases, ni liquidar con rapidez al morlaco. Después de entrar a matar con decisión, tardó mucho tiempo en utilizar el verduguillo para el descabello. El toro, de nombre “Bonoloto”, no fue el premio que esperaba Daniel Luque, que además tuvo que escuchar dos avisos.
Como en Sevilla hay un enorme respeto al espectáculo que se ofrece en la Real Maestranza, la afición siempre calla y otorga en espera de que algún día de estos toque el gordo.
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