FICHA DEL FESTEJO:
Viernes, 17 de abril de 2009: Novillos de Celestino Cuadri bien presentados.
* Pepe Moral, vuelta al ruedo y saludos.
* Miguel Ángel Delgado, saludos y silencio tras aviso.
* Miguel Tendero, silencio y saludos.Se desmonteró, tras parear al quinto, el subalterno Francisco Raúl Núñez
Llovió ligeramente al final del festejo.
Crónica del periodista Fernando Gelán
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Con ilusión se iba a la Maestranza, aunque había negros nubarrones. Al menos el abono se presento en la plaza, dispuesto a seguir desde los tendidos y las gradas renovadas el primer festejo que abría el ciclo continuado de la Feria de Sevilla 2009. Ramón Valencia, uno de los representantes de la Empresa Pagés, estaba en el sitio de siempre, en el burladero, junto a la puerta por la que se va a la Puerta del Príncipe, cerrada a cal y canto. Sobre el palco presidencial ondeaban las banderas de España, Andalucía, Sevilla y la Eternidad, con su No-madeja-do, alegradas por el fuerte viento. En la presidencia menor, es decir, en la técnica, Gabriel Fernández Rey, presidente; Miguel Criado Garrido, veterinario, y Luís Arenas, que fue un gran banderillero, en la misión de asesor artístico.
Se inició con alegría la novillada. El primero de Cuadri cuadró, Pepe Moral realizó una aseada faena con el capote y brilló en algunos momentos con la muleta, aunque prolongó demasiado la faena. Pero su toreo tuvo chispa y el público le ovacionó cada vez que realizó un exquisito natural. Se adornó pinturero en algunos lances y mató de estocada muy traserilla. Pero mató. Parte del público pidió algún trofeo para el sevillano, pero finalmente se tuvo que conformar el fino novillero con dar una vuelta al ruedo entre el aplauso del respetable.
Ahí se acabó la novillada. Los de Cuadri ya no cuadraron más sobre el albero maestrante. Los nubarrones ennegrecieron más el coliseo taurino y la gente, pacientemente, participó en el aburrimiento general, pensando en el pedazo de siesta que se habían perdido.
Miguel Ángel Delgado lo probó de todas formas y Miguel Tendero pasó sin pena ni gloria. Despertaremos cuando lleguen los días grandes. ¡Aaaaah!
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