Brillante acto en la Iglesia Parroquial de Santa Ana, la Catedral de Triana, con motivo del XXXIII Pregón de la Esperanza, que este año le ha tocado organizar a la Cofradía de la Capilla de los Marineros. Ambiente de gala en el arrabal sevillano. Las naves del templo se llenaron para participar en este espléndido y cofradiero acto de exaltación de la Esperanza.
Asistieron al Pregón trianero el delegado del Distrito; representación de la Comandancia de Marina; los hermanos mayores de las Cofradías con la advocación de la Esperanza,
como las de San Roque, Divina Enfermera de la Sagrada Lanzada, La O, Esperanza Macarena, Esperanza Trinitaria y, por supuesto, la Hermandad que este 2007 ha preparado esta exaltación, la Hermandad de la Esperanza Coronada de Triana. También acudió el delegado de la Madrugada, el soleano Manuel Rodríguez y el párroco de Santa Ana.
El hermano mayor de la Esperanza de Triana, Adolfo Vela, atendió a todas las personalidades invitadas. Ante el altar mayor se colocaron los estandartes de las hermandades que con la advocación de la Esperanza hay en nuestra ciudad.
Intervino la Banda de Música de
Santa Ana, que interpretó de forma espectacular la marcha Esperanza Coronada, para dar paso el principal orador. El pregonero fue presentado por el delegado del Consejo de Hermandades, Alfonso de Julios-Campuzano, que es además teniente de hermano mayor de la Esperanza. El popular cofrade habló de la devoción a la Esperanza y, sobre todo, de la trayectoria cofradiera del pregonero, vinculado de siempre a la Hermandad de la Esperanza de Triana.
Brillante y magnífico el pregón de Carlos Joaquín Rodríguez Díaz, actual promotor sacramental de la Esperanza de Triana. Habló con sentimiento y hondura sobre la Sevilla mariana y de esa Triana que tanto ama a sus imágenes Dolorosas. Resaltó la advocación trianera a la Esperanza y a la Expectación de María. Se refirió a momentos vividos junto a la Esperanza de Triana y glosó de forma muy poética y lírica las devociones a Gracia y Esperanza, Esperanza Divina Enfermera, Esperanza Macarena, Esperanza trinitaria y “su” Esperanza Coronada de calle Pureza.
Triana entera, el barrio entero, vibró con la narración cofradiera del genial pregonero.
Ovación fuerte y prolongada en el cierre final del acto.
Asistieron al Pregón trianero el delegado del Distrito; representación de la Comandancia de Marina; los hermanos mayores de las Cofradías con la advocación de la Esperanza,
como las de San Roque, Divina Enfermera de la Sagrada Lanzada, La O, Esperanza Macarena, Esperanza Trinitaria y, por supuesto, la Hermandad que este 2007 ha preparado esta exaltación, la Hermandad de la Esperanza Coronada de Triana. También acudió el delegado de la Madrugada, el soleano Manuel Rodríguez y el párroco de Santa Ana.El hermano mayor de la Esperanza de Triana, Adolfo Vela, atendió a todas las personalidades invitadas. Ante el altar mayor se colocaron los estandartes de las hermandades que con la advocación de la Esperanza hay en nuestra ciudad.
Intervino la Banda de Música de
Santa Ana, que interpretó de forma espectacular la marcha Esperanza Coronada, para dar paso el principal orador. El pregonero fue presentado por el delegado del Consejo de Hermandades, Alfonso de Julios-Campuzano, que es además teniente de hermano mayor de la Esperanza. El popular cofrade habló de la devoción a la Esperanza y, sobre todo, de la trayectoria cofradiera del pregonero, vinculado de siempre a la Hermandad de la Esperanza de Triana.Brillante y magnífico el pregón de Carlos Joaquín Rodríguez Díaz, actual promotor sacramental de la Esperanza de Triana. Habló con sentimiento y hondura sobre la Sevilla mariana y de esa Triana que tanto ama a sus imágenes Dolorosas. Resaltó la advocación trianera a la Esperanza y a la Expectación de María. Se refirió a momentos vividos junto a la Esperanza de Triana y glosó de forma muy poética y lírica las devociones a Gracia y Esperanza, Esperanza Divina Enfermera, Esperanza Macarena, Esperanza trinitaria y “su” Esperanza Coronada de calle Pureza.
Triana entera, el barrio entero, vibró con la narración cofradiera del genial pregonero.
Ovación fuerte y prolongada en el cierre final del acto.
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