Casi a una hora taurina, las cinco de la tarde, el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, abrió la puerta de entrada al “nuevo” Salvador, por la parte del Patio de los Naranjos. El prelado, solo ante las tablas del portalón, accionó con sus manos las dos hojas de madera para penetrar en el interior del templo restaurado. Aplaudieron todos los presentes. Se felicitaron todos los que de alguna forma han intervenido en la transformación de este histórico y monumental edificio de la Diócesis de Sevilla. Amigo Vallejo tuvo que contestar a las preguntas de periodistas e informadores sobre la valoración del trabajo realizado en este divino templo. Allí estaban desde Manuel Marchena –Urbanismo-- a Bernardo Bueno –Cultura--, y desde Gómez de Celis a Fran Fernández –Ayuntamiento--, con alta representación de las hermandades que tienen su sede canónica en el Salvador, como Pasión, el Amor, Rocío de Sevilla y Virgen de las Aguas. De todas estas corporaciones, únicamente la imagen fernandina es la actualmente ya que figuraba en su altar de cultos.
Amigo Vallejo recordó en sus manifestaciones a la prensa a Juan Garrido Mesa y a todos cuantos han colaborado en la restauración profunda y generosa de esta Colegiata sevillana. Para el cardenal es un gozo contemplar la belleza de este templo: “Es algo diferente, nuevo, porque no ha sido fácil la tarea”.
Autoridades, representantes de hermandades, grupos de privilegiados ciudadanos y ciudadanas y el cardenal recorrieron las naves del templo del Salvador, recuperado y magnificado espectacularmente.
Hasta después de Reyes, los sevillanos y sevillanas tienen entrada libre para admirar esta joya monumental de Sevilla.
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