El Salón del Trono es el espacio de mayor representatividad simbólica del papel del arzobispo en la Archidiócesis. La ornamentación de esta sala se remonta a los tiempos del cardenal Francisco Solís Folch de Cardona (1755-1775), como se comprueba en la repetición de su blasón, el sol, en varios elementos decorativos.
Aparece presidido este salón por el trono que se sitúa delante de un repostero con el escudo del actual arzobispo, flanqueado por dos copias de los cuadros de San Isidoro y San Leandro que Murillo realizó para la Sacristía Mayor de la Catedral de Sevilla, y que son presentados en este lugar como ejemplos de prelados santos y entregados a su grey.
En las paredes de este espacio cuelgan igualmente otras obras de interés, de entre ellas sobresale el lienzo de la aparición de San Isidoro a San Fernando, obra anónima de mediados del siglo XVII, así como los retratos de los últimos arzobispos junto con el del actual.
Aparece presidido este salón por el trono que se sitúa delante de un repostero con el escudo del actual arzobispo, flanqueado por dos copias de los cuadros de San Isidoro y San Leandro que Murillo realizó para la Sacristía Mayor de la Catedral de Sevilla, y que son presentados en este lugar como ejemplos de prelados santos y entregados a su grey.
En las paredes de este espacio cuelgan igualmente otras obras de interés, de entre ellas sobresale el lienzo de la aparición de San Isidoro a San Fernando, obra anónima de mediados del siglo XVII, así como los retratos de los últimos arzobispos junto con el del actual.
El retrato del cardenal Carlos Amigo --informa finalmente la Archidiócesis de Sevilla--, es obra del pintor sevillano Juan Antonio Huguet Pretel, mientras que los de monseñor Juan José Asenjo y monseñor José Ángel Saiz Meneses son obra de Arístides Artal, importante pintor hiperrealista contemporáneo. (Foto: AS).
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