Como reconocimiento a su labor, monseñor Asenjo, Arzobispo de Sevilla, solicitó al Papa la Medalla Pro Ecclesia et Pontifice para ellos, la mayor distinción que realiza la Iglesia Católica a los laicos. Se trata de una cruz instituida por León XIII en 1888, con motivo de la celebración de sus cincuenta años de ordenación sacerdotal, que es conferida como premio a la fidelidad a la Iglesia y el servicio distinguido a la comunidad eclesial.
El acto de entrega de estas distinciones a Rafael Manzano y a Enrique Ybarra tendrá lugar el 9 de abril a las doce y media del mediodía, en el Palacio Arzobispal. Mientras que Patricio Rodríguez-Buzón y Calle recibirá la medalla a las seis y media de la tarde en la iglesia colegial de Osuna. Posterior, según ha informado el vicario de zona, Antonio Jesús R. Báez, el Arzobispo visitará la recién restaurada Cilla del Cabildo de esta localidad.
Sobre los homenajeados
Monseñor Asenjo ha destacado brevemente algunas de las razones por las que estos tres sevillanos recibirán en unos días la citada distinción papal.
Por un lado, Rafael Manzano es un arquitecto de gran prestigio tanto a nivel local, como nacional e internacional. “Es un hombre piadosísimo, miembro de la Hermandad Sacramental del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, adorador nocturno ferviente, hombre de fe y de una honda experiencia de Dios”, ha remarcado el Arzobispo. De él señala que ha trabajado “prevalentemente” en la restauración de edificios históricos, sobre todo iglesias, en toda España y más concretamente en la provincia de Sevilla. Al respecto, añade, “lo ha hecho siempre con gran generosidad y entrega”. Además, Manzano es académico de Bellas Artes y en el año 2010 obtuvo el Premio Internacional Richard H. Driehaus Prize, máximo galardón mundial a la trayectoria de un arquitecto, considerado el Premio Nobel de la arquitectura. También, es Catedrático de la Escuela Superior de Arquitectura y goza de gran fama como profesor cristiano entre su alumnado. “Durante los años de mi servicio a la Archidiócesis de Sevilla –concluye el Arzobispo- me ha asesorado en múltiples casos de forma absolutamente generosa y gratuita, exclusivamente por amor a Dios y a la Iglesia”.
Por otra parte, Enrique Ybarra es un empresario sevillano propietario de una cadena de autobuses turísticos implantada en la mayor parte de las capitales del mundo. “Es también cristiano ferviente y ejemplar, casado, con una hija a la que ha transmitido la fe”, explica monseñor Asenjo. En esta línea, apunta que son múltiples sus obras de caridad con la Iglesia Diocesana y, en general, con los pobres. “Siempre está disponible para ayudar a la Iglesia en sus necesidades”.
Otro dato digno de mención es que fue Ybarra quien adquirió un medallón de época visigótica (seguramente un pectoral de alguno de los obispos de la mitad del siglo VII, San Leandro o San Isidoro), hallado en las inmediaciones de la ciudad romana de Itálica. El empresario lo puso entonces a disposición de la Archidiócesis para que figure en el Museo Catedralicio y encargó un buen número de reproducciones en oro, plata y cobre para que el Arzobispo instituyera la medalla Pro Ecclesia Hispalense. Con ella se honra a personas distinguidas en la vida parroquial, sacristanes, catequistas y otros colaboradores en la pastoral de las parroquias.
Finalmente --informa por últimos la Archidiócesis hispalense--, el Arzobispo de Sevilla entregará la medalla Pro Ecclesia et Pontifice a Patricio Rodríguez-Buzón y Calle, de la localidad de Osuna, “que ama al Señor, a la Santísima Virgen y a la Iglesia”. Se trata de un experto en arte religioso y que “con gran generosidad ha asumido la custodia, restauración y promoción del vastísimo patrimonio artístico de esta villa ducal”. Tal como destaca don Juan José Asenjo, hoy por hoy Osuna es una de las ciudades de España con más riqueza artística, entre la que descuella su Colegiata, edificio que alberga grandes tesoros artísticos que cada día se muestran a los fieles con un sentido catequético. “Patricio es su custodio y su valedor ante las autoridades, con el respaldo de la Archidiócesis y de su Arzobispo, que está muy agradecido a cuantas gestiones hace para obtener fondos para su conservación y restauración”, admite. Por eso, termina, “la concesión de la medalla que se solicita resulta una gran alegría para el pueblo de Osuna y sus sacerdotes”.
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