El hermano mayor de la cofradía de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero, ha dirigido esta Jueves Santo a todos los hermanos de la Corporación cofradiera de la Madrugada sevillana la siguiente carta:
Querido/a hermano/a:
Hoy es Jueves Santo, el segundo consecutivo sin que podamos realizar nuestra Estación de Penitencia acompañando al Señor de la Sentencia y a la Santísima Virgen de la Esperanza. Sé que es duro; experimento, como tú, un vacío en el alma al saber que tampoco esta noche podré vestir mi túnica y dar, junto a todos mis hermanos, testimonio público de nuestra fe y evangelizar por las calles de Sevilla con Nuestros Sagrados Titulares. A estas horas ya tendríamos nuestra túnica, la ropa de armao o la faja y el costal preparados; en muchas casas macarenas la impaciencia marcaría las horas hasta salir camino de la Basílica; hoy se producirían muchos reencuentros, se estrenarían nuevos nazarenitos macarenos y se recordaría a los que ya no están. La tristeza que sentimos, por tanto, está más que justificada ya que nos faltará el culmen de la vida de Hermandad a lo largo de todo un año.
Sin embargo, los macarenos somos discípulos de Quien es absoluta bondad a pesar de tener las manos atadas e hijos de la Esperanza que nunca defrauda. El Señor de la Sentencia y la Virgen de la Esperanza, hoy más que nunca, nos enseñan a afrontar la situación que vivimos, con una pandemia que nos maniata, con la certeza de que al final de este camino siempre nos aguarda Nuestra Esperanza. Hermano, aprendamos este Jueves Santo a escuchar con el corazón lo que Ellos nos gritan desde sus altares y a serles fieles a través de nuestra actitud entre familiares y amigos. Los macarenos somos hombres y mujeres de esperanza, y como tales estamos llamados a anunciarla y proclamarla siempre y en todo lugar, sobre todo en los momentos más difíciles. Los macarenos debemos sobreponernos y vivir con gozo este Jueves Santo y la madrugada del Viernes Santo, porque somos manos que desatan los nudos de la angustia, porque somos candiles que la Virgen enciende en medio de las tinieblas.
Así que acércate hoy a tu Hermandad, a la Basílica, y presenta al Señor de la Sentencia y a la Virgen de la Esperanza tu tristeza como ofrenda de amor para que, bendiciéndola, la transformen en la alegría que insufla saberse sostenidos por la Verdad y la Esperanza. Mantente confiado, hermano, y aprovecha este día para el enriquecimiento espiritual participando en la Hora Santa y en el Vía Crucis en comunión con todos los hermanos. Reza también, a la una del mediodía del Viernes Santo, la hora en que arriaría el paso de la Virgen de la Esperanza para finalizar la Estación de Penitencia, por nuestros hermanos difuntos y por todas las personas fallecidas durante la pandemia.
Acude a la Hermandad, que es tu casa, con alegría y reencuéntrate con tus hermanos, muchos de los cuales -estoy seguro- no ves desde antes de la pandemia. Disfruta de esta jornada que, a pesar de todo, es gozosa para los macarenos. Hazlo de manera responsable, como los hermanos habéis demostrado durante toda la pandemia, respetando las normas de seguridad sanitaria y siendo prudentes en todo momento.
Ven a darle gracias al Señor y a la Virgen por todo lo que tienes, pidiéndoles que esta sea la última Madrugada sin hacer la Estación de Penitencia ya que eso significará que habremos vencido a la pandemia.
Hermano, vive este día en plenitud y encomiéndate a Nuestros Sagrados Titulares para cumplir lo que a todos los macarenos nos reclaman: ¡Id y proclamad la Esperanza!
Que el Señor de la Sentencia y la Virgen de la Esperanza te bendigan siempre.
Un abrazo fraterno de tu hermano José Antonio Fernández Cabrero. (Foto: HEM).
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