sábado, 27 de septiembre de 2008

FUTBOLERÍAS: No mereció el Betis encajar el gol de Nistelrooy, para que el Madrid se llevara los tres puntos

Vaya petardo de Madrid. Dicen que todos los picaros, por no decir, algo más gordo, tienen fortuna, una suerte pajolera. El Madrid nunca mereció ganar en Heliópolis. Pero tienen casi siempre el santo de cara --esta vez San Miguel--, para sacar en fuera del tiempo reglamentario, es decir, en el añadido, el tanto que le dio la victoria.
El fútbol desplegado por los campeones, salvo algunos detalles en los primeros minutos del choque, fue malo, escaso de ideas, sin conexión y sin remate. Los jugadores madridistas, con un centro del campo rácano y desafortunado, sólo presumió de nombre sobre la yerba del Ruíz de Lopera. En el corto periodo de tiempo que el Madrid estuvo algo más lucido, Heinze logró marcar a un Casto que salvó muchas situaciones de peligro.
Sin embargo, el Betis aprovechó poco esa desazón del cuadro visitante. Schuster es un cateto alemán que no sabe dirigir el equipo como hay que hacerlo. Le salva siempre el susto que mete a sus rivales y la suerte del campeón. Los verdiblancos, poco a poco, fueron comiendo terreno y remate al Madrid. Y fue en la segunda parte cuando la alta torre madridista se fue derrumbando. El claro penalti de Marcelo, que le costó la expulsión, permitió al cuadro de Caparrós el gol del empate en el máximo castigo y crecerse aún más. Con el empate, el Madrid se vino abajo y nunca encontró el rumbo adecuado. Fue el Betis quien más achuchó ante Casillas, que vio tarjeta porque quiso congelar descaradamente la revolución y la euforia local.
Pero el Betis no remató adecuada su buena faena. A pocos minutos del final, también se quedó con diez por expulsión, doble tarjeta, de Sergio García. Y en esos momentos de titubeos, entre mantener el resultado o seguir con la revolución, el meta madridista, que atrapó un lejano disparo de Capi, sacó largo para que Nistelrooy hiciera una prodigiosa jugada, buscando en carrera el área bética y disparando colocado a la salida de Casto.
Un gol inesperado para el triunfo madridista a escasos segundos de la pitada final, que provocó la decepción y el hundimiento de los jugadores verdiblancos. Un equipo mejor que el Madrid que no encontró premio a todo su esfuerzo.
Sufrió más el Madrid que el Betis. Pero llegó ese uno-dos para unos visitantes que no merecieron estos tres puntos.
FERNANDO GELÁN

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