CRÓNICA DE FERNANDO GELÁN
Poca historia tiene la decepcionante corrida que se celebró este viernes en la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla. Los toros de Montalvo no respondieron a la expectación que se había creado entre los aficionados que recordaban el éxito que alcanzó esta ganadería en la pasada temporada. Pero este año, el festejo nunca levantó el vuelo a pesar de que en el cartel estaban diestros con oficio como Manuel Jesús El Cid, Daniel Luque y Pepe Moral. Las mansas reses de Montalvo tuvieron poca embestida y los matadores, a pesar de su entrega, su lucha y todos sus intentos y sus buenos deseos, nunca encontraron el camino para darle un giro a los malos acontecimientos. Los mansos de Montalvo sin casta y sin fondo acabaron con el cuadro. El presidente de la plaza tuvo que sacar por dos veces el pañuelo verde y dos toros fueron devueltos a los chiqueros. Es decir, que llegaron a salir ocho reses al ruedo maestrante.
Salvó la jornada Pepe Moral antes de que sonara la campana. El diestro de Los Palacios buscó la forma de cambiar todo el negro panorama de esta falsa corrida. Y en el sexto y último toro de la tarde se produjo el milagro. Lo curioso fue que cuando salió el animal a la plaza hubo muchas protestas y hasta se pidió un nuevo sobrero, que hubiera sido el tercero de la tarde-noche. Pero Pepe Moral, tras la inquietud que existía en la plaza por todo lo negativo que se había vivido desde el inicio de la corrida, salvó la jornada cuando cogió la muleta y comenzó a dar una serie de ajustados muletazos, provocando la embestida del morlaco. El palaciego se estiró con ganas, temple y torería y supo mantener el ritmo. Hizo vibrar a los aficionados para que se fueran de la plaza con buen sabor. Sonó la música porque Pepe Moral ejecutó una faena templada y a buen ritmo, destacando unos soberbios pases de pecho para rematar las ajustadas series. Despertó el público por todo lo bueno que estaba realizando Moral en el ruedo del Coso del Baratillo. Hubo serenidad y quietud en las series y artísticos pases y remates. El diestro de Los Palacios obligó al morlaco a mantener la embestida para gozo de todo el respetable. El torero sevillano apostó fuerte y salió justo triunfador de este difícil compromiso. Mató, además, de certera estocada y logró el justo premio de la oreja. El primer toro del lote de Pepe Moral --fue el tercero torero del cartel--, no fue apto para la lidia. El presidente sacó el pañuelo verde y el animal fue devuelto a los corrales. El sobrero, de la misma ganadería, fue un toro gazapón y de escasa fuerza y bravura. Pepe Moral mató al animal de pinchazo y estocada.
Todo lo demás que ocurrió en la Maestranza, desde el primer toro hasta que llegó el de la oreja de Pepe Moral, fue un auténtico desatino. Manuel Jesús El Cid, en el primero de su lote, se encontró con un toro muy mermado. Aunque en un principio parecía un animal muy boyante porque el de Salteras pudo lucirse en unas ajustadas verónicas, cuando El Cid cogió la muleta el toro perdió las manos, dio una espectacular voltereta y se desconcertó plenamente para seguir con una buena embestida. El torero sevillano lo arriesgó todo, pero nunca encontró respuesta para poder desarrollar una buena faena. Mató de estocada trasera. En su segunda actuación --aquí ya hubo el primer pañuelo verde de la presidencia para devolver al toro a los chiqueros--, El Cid nada pudo hacer ni con el primero que salió al ruedo ni con el sobrero. Con este segundo bis intentó el de Salteras superar todas las barreras. Y con derechazos y naturales y hasta mirando al tendido quiso poner toda la carne en el asador. La entrega fue total. El Cid demostró que tiene oficio y quiso estar por encima de las dificultades del toro. Pero todo quedó en esos buenos intentos. Necesitó de dos pinchazos y una estocada para liquidar al marrajo.
Con este triste panorama se tuvo que enfrentar Daniel Luque a los toros que le tocó en suerte. En el primer de su lote lo más destacable fue, sin duda alguna, la actuación del picador Juan Francisco Peña. Realizó una magnífica suerte de varas citando al toro de largo. Peña recibió una fuerte ovación cuando se marchó del ruedo hacia la puerta de cuadrillas. El torero de Gerena había realizado lances muy arriesgados con el capote, pero como los demás hermanos de la camada, el toro se fue apagando. Ya con la muleta, Luque no pudo demostrar todas sus ganas y su poderío. No hubo emoción ni chispa porque el toro se quedaba corto en la embestida. Mató de un bajonazo. En el segundo de su lote, el de Gerena que quiso crear mejor ambiente en la plaza, se puso de rodillas para ejecutar unas verónicas. Pero estos lances con el capote no despertaron ninguna emoción en el público. Fue, además, un toro parado, reservón y que se llevó todo el tiempo metiendo el hocico y las patas delanteras en el albero. Insistió Luque en hacer alguna faena de mérito. El torero dejaba la muleta al toro en la cara para provocar alguna seria embestida, pero el trabajo fue totalmente inútil. A pesar de todo el gran esfuerzo desarrollado, el diestro de Gerena no pudo lograr nada positivo. Mató de pinchazo y estocada casi entera.
FICHA DE LA CORRIDA:
Se celebró en la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla la tercera corrida del ciclo continuado de Feria --quinta del abono de la temporada--. Se lidiaron toros de la ganadería de Montavo, aceptables de presentación pero sin fondo y mansos. Dieron poco juego. Los toros tercero y cuarto fueron devueltos a los chiqueros y sustituidos por otras dos reses del mismo hierro. Solo el sexto fue algo potable porque tuvo más recorrido por el esfuerzo del torero.
* Manuel Jesús "El Cid", silencio y silencio.
* Daniel Luque, silencio y silencio.
* Pepe Moral, silencio y oreja.
Saludó montera en mano "El Alcalareño", y fue ovacionado el picador Juan Francisco Peña. Tarde soleada. Hubo algo más de media entrada. (Fotos: Toromedia).
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