No sé quien fue el autor o el asesor del discurso que el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, pronunció en el acto de entrega a Curro Romero del II Premio Taurino del Ayuntamiento de Sevilla. Pero el primer edil de la ciudad dijo que Sevilla había saldado una “deuda” con una de las mayores figuras de la tauromaquia.
A mi modesto entender, creo que Sevilla no tenía ninguna “deuda” pendiente con el Faraón de Camas, porque la carrera profesional de este brillante matador de toros ha sido siempre muy valorada en nuestra ciudad. Ahí están los premios y galardones que ha recibido, como las Medallas de Oro de Andalucía y de la Academia de Bellas Artes de Madrid o los títulos de Hijo Predilecto de Andalucía y el de académico de la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla, entre otras merecidas distinciones. Hasta recibió una reproducción del Templete de la Cruz del Campo en un acto de las Jornadas Vecinales que fueron organizadas por el Distrito Municipal de Nervión-San Pablo y que se celebró en la década de los 90 en el Centro Cívico de La Buhaira.
Además, junto a “su” plaza, la de la Maestranza, Sevilla levantó hace años un brillante monumento dedicado al torero de Camas. Ahora bien, si seguimos con “deudas” pendientes, Zoido tendría que remontarse también al pasado y confeccionar una larga lista de grandes toreros y valientes personajes que merecieron y merecen este galardón de “cuentas pendientes”. Se podría empezar por entregar este premio municipal de “deudas pendientes” a las familias de históricas figuras del toreo como Joselito, Belmonte, Chicuelo, Diego “Valor” Puerta o Manolo Vázquez, para que los aficionados sientan que el Ayuntamiento no los olvida. Aunque si nos metemos en el túnel del tiempo, también podrían formar parte de esas “deudas” toreros sevillanos como Pepe-Hillo, El Espartero, Ricardo Torres, Cagancho o Pepín Martín Vázquez, entre otros.
Pero en este tiempo actual igualmente merecen este premio figuras y personajes del mundo de los toros que están vivos, como Ángel y Rafael Peralta por sus apoteósicos espectáculos del toreo a caballo en las plazas de todo el mundo mundial; el valiente y desafiante Espartaco; el Niño Sabio de Camas Paco Camino; Tito de San Bernardo, que desde hace años está dedicado a sacar valores de la escuela sevillana o Rafael Astola, que fue el gran protagonista de aquel festejo celebrado en la Plaza de Toros de la Real Maestranza el 12 de octubre de 1965, cuando por primera vez en la historia del coso de maestrante del Arenal se indultaba la vida de un astado, el famoso novillo “Laborioso”, de la ganadería del Marqués de Albaserrada. (En 1971 se indultaría el primer toro –“Arrojado”, de Núñez del Cuvillo--, aunque con cierta polémica).
Ahí te quiero ver señor alcalde, con todos los respetos al acuerdo que tomó el jurado para otorgar al gran Curro Romero el II Premio Taurino Ayuntamiento de Sevilla. Pero si se ha hablado de “deudas pendientes”: Joselito, Belmonte, Chicuelo, Manolo Vázquez, Puerta y… ¡Vamos al toro, que es una mona!
FERNANDO GELÁN
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